Empoderarnos a través de actividades cotidianas

Pantalón Palazzo (1).png

Por Mariangel Vindas

¡Hola a todas! Esta es la tercera entrada a este maravilloso espacio que Dani me ha permitido ir creando, en conjunto con Project Glam, con el objetivo de desarrollar el tema del empoderamiento. No sé cuánto te habrá ayudado, espero que bastante; a mí, personalmente, me ha servido mucho porque, cada vez que llega el momento de redactar un mensaje, me pongo a leer del tema que toca y aprendo montones. Una vez más, ¡gracias por la oportunidad!

¿Has pensado si tu rutina te empodera o te quita fuerza? ¿Cuáles de las actividades que realizas a diario te hacen sentir capaz, te ayudan a fortalecer tu auto-concepto, cuáles te retan?

Justo hace un par de días estaba trabajando en un proyecto que involucra leer testimonios de mujeres que bailan flamenco. Dentro de lo mucho que compartieron, súper interesante, decían que una de las razones por las que bailan esta disciplina es porque les cuesta. Podría parecer extraño pero, al continuar leyendo, comprendí por qué lo decían. Lo que les gusta es que les cuesta, perseveran y lo logran. Confían en ellas mismas, en sus capacidades; se dan la oportunidad de intentarlo, fallar, intentarlo más veces y conseguirlo. Esto, a fin de cuentas, se siente muy bien. Probablemente no se sienta muy bien el error, o el fracaso inicial; sin embargo, verse luego a sí mismas superando los obstáculos y alcanzando los  objetivos, ¡eso se siente de maravilla!

Además, como parte de lo que compartieron, y de manera muy general dado que no me es posible compartir detalles por asuntos de confidencialidad y respeto a su confianza, me comentaron que les gusta el baile, por supuesto; pero  les gusta mucho el espacio. Están ahí para bailar y dedicar un par de horas a sí mismas, no están para atender a otros, ni para entrar en competencias innecesarias, ni para aparentar lo que no son, ni para impresionar a nadie. Este espacio cada una lo defiende porque es propio, porque les gusta compartir con sus compañeras de clase, porque les gusta enfrentar dificultades y superarlas y disfrutan de hacer algo que beneficia su salud física y su salud mental.

Entonces, tomando esto como referencia, pensé: ¿me permito a mí misma ponerme a prueba? ¿Soy tolerante conmigo misma si me equivoco? ¿Me doy oportunidad de perseverar frente a las dificultades, para luego disfrutar del sentimiento de superarlas? ¿Hay espacios durante mi semana que son para mi propio crecimiento personal? ¿Me rodeo de compañeras o amigas para disfrutar de un rato de aprendizaje, conversación, consejos, interacción social?  ¿Qué hago para cuidar de mi salud y procurarme bienestar? Y, luego de reflexionar por unos minutos, llegué a la conclusión de que mi rutina, al menos la mayoría del tiempo, no contempla actividades en favor de mi empoderamiento.

¿Qué hacer? ¡Pues empezar a incluirlas! Ya hemos visto cómo la imagen nos puede permitir sentirnos  mejor, ayudarnos a proyectar un mensaje deseado, alcanzar metas gracias a nuestra personalidad y una imagen que refleje lo que llevamos dentro. Ahora, sumando a esto (no sustituyéndolo) es momento de que reflexionemos si nos permitimos actividades que nos recuerden, a menudo, que somos capaces de retarnos a nosotras mismas, también que tenemos capacidad para aceptar cuando cometemos un error, y que tenemos la oportunidad de darnos segundas oportunidades y permitirnos alcanzar objetivos gracias al trabajo y a la disciplina. Además, que sean actividades que nos beneficien a nivel físico, mental y en nuestras relaciones sociales. ¡Esto nos genera un sentimiento lindísimo, nos ayuda a confiar en nuestras capacidades, nos recuerda que no estamos solas, nos permite valorar nuestro cuerpo; esto nos da poder!

Debemos buscar espacios que sean para nosotras mismas. Cocinar la cena, o ir al trabajo, o llevar a tus hijos a la escuela, o hacer las compras del supermercado, o asistir a un compromiso social… No creo que estas opciones te hagan daño necesariamente, pero tampoco creo que sean ESE espacio que necesitas para ti misma, ese espacio que te permita llenarte de poder.

Piensa en cosas nuevas, expande tus horizontes, averigua de oportunidades que estén dentro de tus posibilidades (geográficas, económicas, con horarios que se adapten a tu vida) y date la oportunidad de bailar flamenco, bailar ballet, tocar un instrumento, matricular el curso que tanto quieres llevar desde hace tiempo, entrenar ese deporte que llama tu atención, ir al café con tus amigas de confianza… ¡Lo que sea! Pero que, cuando suceda, te permita sentirte llena de fuerza y lista para, en un par de días, volverte a dar la oportunidad de repetir o de buscar más opciones, siempre con el objetivo de cuidar de ti.

Así que esta es la tarea, ¡que tu rutina contemple espacios para empoderarte!  Cuéntame cómo te va en este proyecto  ;)